Los muros de fachadas son los elementos que más superficie tienen en contacto con el exterior, por ello es necesario aislar y disponer de un buen aislamiento para lograr importantes ahorros.

Los muros de fachada se pueden aislar por el exterior o por el interior de nuestra vivienda:

  • Se recomienda aislar por el exterior cuando queremos evitar las obras dentro de casa. Lo conseguimos anclando un aislamiento al cerramiento con una terminación de: mortero monocapa (si ejecutamos el sistema SATE); o con distintos acabados cerámicos o de piedra natural (si ejecutamos una fachada ventilada). Es el sistema más adecuado para aislar, ya que elimina los puentes térmicos de la estructura. Con un espesor de 10-12 cms se puede reducir más de la mitad de nuestras pérdidas energéticas. Otras ventajas son que conseguimos mejorar la estética de nuestro edificio y no perdemos superficie útil en la vivienda.
  • Se recomienda aislar por el interior cuando no queremos o no podemos modificar el exterior de nuestro edificio. Este sistema te permite asimismo aislar de una forma individualizada sin la necesidad de contar con el resto de los vecinos de tu edificio. Se puede realizar de dos formas diferentes: a) si tu fachada tiene cámara de aire vacía, puedes inyectar aislamiento, con lo que evitamos perder espacio interior; y b) cuando no dispongamos de cámara de aire o esta no esté vacía, podemos trasdosar por el interior del muro un panel de aislamiento con una terminación de yeso laminado. En esta última opción perdemos unos 8 cms de superficie útil en los muros de fachada.

Los ahorros conseguidos en este tipo de mejoras pueden amortizarse en unos 10-15 años según el estado del muro del que partamos.

Una vivienda bien aislada necesita menos energía para conseguir y mantener una temperatura óptima de confort.

Vía viviendasaludable.es